CAPÍTULO IX
LA CIUDADELA DE LOS ANTIGUOS
“Una parte de la verdad mora en mí,
Me cobija, me empuja, me confiere fuerza…
Me siento libre, más que nunca,
Soy el dueño de mi destino,
Alzo el vuelo, soy como el viento…
Aunque en lóbregos y sombríos lugares me encuentre,
A pesar de acecharme la oscuridad,
Mi luz interior es más poderosa,
Me guía mi corazón…”
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